Panasonic y el mundo a sus pies
Mi amigo Panasonic,
se retiró y compró.
Un laberinto pelotero,
y va a currar con el.
En un muy viejo camión de Juncadella,
vive su fiel picho Enfisema y el.
Cualquier fulana que llegue a su bragueta,
puede pasar la noche allí.
Una zorrita mala,
paticoja y veloz.
Lo detestó de mañana,
y luego lo marcó y vendió.
Se le entregó al borrego, que relinchó,
con el único pulmón que le quedó.
Luego que un par de luces Panasonic,
en su pecho le embocó.
Una anchoa tras otra,
traga sin masticar.
Mientras engulle cuenta,
como le fue en esta vez.
Dice que el tipo se come al cuco,
porque lo banca un puntero matón.
Que le hizo precio por esa cuenta,
pero tiene que volver.
El piensa mal de todos,
desde el principio al fin.
Dice que es para ahorrase,
el tiempo que le van a robar.
Si hoy pasan lista en el infierno,
al pana no lo van a encontrar.
No estuvo en cana, nunca su instinto,
y nadie sabe donde buscar.
Mi amigo Panasonic,
sabe donde no estar.
Si me preguntan, pienso,
creo que va a regresar.