Jairo, cuyo nombre real es Mario Rubén González Pierotti, nació el 16 de junio de 1949 en Cruz del Eje, una pequeña ciudad de la provincia de Córdoba, Argentina. Desde muy joven, Jairo mostró un talento innato para la música y una pasión imparable por el arte. Influenciado por la música tradicional y los boleros que escuchaba en su hogar, comenzó a explorar sus habilidades vocales desde una edad temprana.
En 1965, con solo 16 años, Jairo decidió probar suerte en Buenos Aires. Su primer contacto significativo con la industria musical fue cuando participó en el programa de televisión "Escalera a la Fama". Aunque no ganó, su presencia y talento no pasaron desapercibidos. Más tarde, se unió al grupo de rock & roll The Twisters, con el que grabó varios sencillos que tuvieron un éxito moderado.
El gran avance vino en 1970 cuando conoció a Luis Aguilé, quien lo ayudó a grabar su primer álbum como solista bajo el nombre artístico de Jairo. Su voz potente y su capacidad para transmitir emociones rápidamente lo convirtieron en un ídolo en Argentina. Canciones como "El Valle y el Volcán" y "Vals de mi Eternidad" sonaron en todas las radios y lo catapultaron al estrellato.
Con el éxito ya consolidado en su país natal, Jairo decidió emprender un nuevo desafío: conquistar Europa. En 1976 se trasladó a España y Francia, donde su estilo y talento encontraron un público ávido
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Aquí te traigo las llaves
De la casa de Belgrano
Como quiere el abogado
Te las doy en propias manos
Ahora la casa es tuya
Vos sabrás lo que hay que hacer
Podés cerrarla, venderla
O ponerla
O ponerla en alquiler
Me dijo el almacenero
Que hay un tipo interesado
Anda loco por mudarse
Y pagaría al contado
Yo hace un mes que estoy
Viviendo en un hotel de Cangallo
Aburrido como un hongo
Y más solo que un caballo
Vos sabés cómo es la vida
Que se lleva en los hoteles
Durmiendo, mirando el techo
Garabateando papeles
A vos te veo preciosa
Te has dejado el pelo largo
Te pareces al dibujo de la virgen
De la virgen de Leonardo
Te acordás que lo compramos
Cuando fuimos a Milán
Lo pegamos con dos chinches
En la puerta del desván
Ahora tengo que irme
Estoy mal estacionado
No tengo mucho que hacer
Pero ando siempre apurado
No te vayas a olvidar
De decirle al abogado
Que ya te entregué las llaves
Si no se pone pesado
Ya sabés donde encontrarme
En el hotel de Cangallo
Si se te ocurre llamarme
Preguntá
Preguntá por el caballo