Los Manseros Santiagueños, una de las agrupaciones más emblemáticas del folclore argentino, se formaron en Santiago del Estero en 1959. Este grupo, que emergió en una provincia rica en tradiciones y cultura, se ha dedicado a mantener viva la esencia de la música folclórica, representando todo lo que el noroeste argentino tiene para ofrecer en términos de paisajes sonoros.
La formación inicial de Los Manseros Santiagueños estuvo compuesta por Leocadio Torres, Onofre Paz, Carlos Carabajal y Víctor Manuel "Vitillo" Ábalos. Cada uno de estos talentosos músicos aportó su estilo y conocimientos, lo que resultó en una mezcla única de voces e instrumentos. El grupo rápidamente ganó popularidad en las peñas y festivales locales.
En la década de 1960, el cuarteto comenzó a realizar giras por todo el país, consolidando su reputación a nivel nacional. Su repertorio, que incluye chacareras, zambas, y gatos, resonó con audiencias de distintas regiones y clases sociales.
Estos álbumes no solo contaron con éxitos instantáneos, sino que también sirvieron como vehículos para que las nuevas generaciones descubrieran y apreciaran la profundidad del folclore argentino.
Como es común en muchas agrupaciones de larga trayectoria, Los Manseros Santiagueños experimentaron cambios en su formación. Durante las décadas posteriores, varios integrantes se retiraron y otros nuevos se unieron, pero la esencia del grupo permaneció intacta.
Los años 80 y 90 vieron la
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Soy el alma de mi pueblo
Voy floreciendo en canciones
Soy las caricias del viento
Que aleja los nubarrones
Soy aroma de tus sales
Y el llanto de la urpilita
El árbol de un nuevo día
Y el pozo de agua fresquita
Soy la Luna de la noche
Que acompaña al caminante
Soy copla de chacarera
De un corazón sollozante
Soy la tierra que fecunda
Con el sudor del labriego
Soy sombrita en el verano
Y en invierno soy fuego
Soy el monte que recoge
Desde el balido sus quejas
Soy palomo entristecido
Cuando su amante aleja
Soy aloja que fermenta
En las tinajas de barro
Soy camino polvoriento
Bien trajinado por los carros
Soy represa solitaria
Donde refleja la Luna
Soy piquillin de los montes
Y soy dulzura de tuna
Soy la florcita del aire
Humildecita y callada
Soy el canto del changuito
Que va arriando su majada