En el corazón del norte de México, cuna de la música regional, nació un joven con un talento innato y una pasión desbordante por el sonido de la tierra. Ariel Camacho, originario de Guamúchil, Sinaloa, desde temprana edad mostró habilidades excepcionales para tocar la guitarra y el requinto. Su estilo particular de interpretar los acordes llamaba la atención de todos a su alrededor.
Con una visión clara y la firme determinación de compartir su música con el mundo, Ariel Camacho reunió a un grupo de talentosos músicos. Así nacieron Los Plebes del Rancho, un conjunto que rápidamente se ganó el corazón del público. El grupo original estaba compuesto por Ariel Camacho al requinto y voz principal, César Iván Sánchez (Nodríguez) en la guitarra y segunda voz, y Omar Burgos en el bajo eléctrico.
La banda se destacó por su interpretación genuina de la música regional mexicana, con un enfoque especial en el corrido y sus ritmos característicos. Sus canciones, cargadas de narrativa y emoción, resonaban de manera profunda con su audiencia, logrando conectar con historias de arraigo, amor y valentía.
El reconocimiento no tardó en llegar. Su primer gran éxito, "El Karma", se convirtió en un himno del género, llevando a la banda a escenarios prominentes y ganando múltiples premios y elogios. El estilo crudo y auténtico de Ariel Camacho, junto con las armonías y melodías de Los Plebes, les
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Mi Historia Entre tus Dedos
Yo pienso que no son tan inútiles las noches que te dí.
te marchas y qué, yo no intento discutírtelo,
lo sabes y lo sé.
Al menos quédate sólo esta noche,
prometo no tocarte, está segura,
tal vez es que me voy sintiendo solo,
porque conozco esa sonrisa tan definitiva,
tu sonrisa que a mí mismo me abrió tu paraíso.
Se dice que con cada hombre hay una como tú,
pero mi sitio luego lo ocuparás con alguno
igual que yo, mejor, lo dudo.
por qué esta vez agachas la mirada,
me pides que sigamos siendo amigos
amigos para qué, maldita sea
a un amigo lo perdono, pero a ti te amo,
pueden parecer banales mis instintos naturales.
Hay una cosa que yo no te he dicho aún,
que mis problemas, sabes qué se llaman tú.
sólo por eso tu me ves hacerme el duro
para sentirme un poquito más seguro.
Y si no quieres ni decir en qué he fallado,
recuerda que también a ti te he perdonado,
y en cambio tú dices lo siento, no te quiero
y te me vas con esta historia entre tus dedos.
qué vas a hacer,
busca una excusa y luego márchate.
porque de mí no debieras preocuparte,
no debes provocarme.
que yo te escribiré un par de canciones
tratando de esconder mis emociones.
pensando, pero poco, en las palabras,
y hablaré de la sonrisa...