En el corazón del norte de México, cuna de la música regional, nació un joven con un talento innato y una pasión desbordante por el sonido de la tierra. Ariel Camacho, originario de Guamúchil, Sinaloa, desde temprana edad mostró habilidades excepcionales para tocar la guitarra y el requinto. Su estilo particular de interpretar los acordes llamaba la atención de todos a su alrededor.
Con una visión clara y la firme determinación de compartir su música con el mundo, Ariel Camacho reunió a un grupo de talentosos músicos. Así nacieron Los Plebes del Rancho, un conjunto que rápidamente se ganó el corazón del público. El grupo original estaba compuesto por Ariel Camacho al requinto y voz principal, César Iván Sánchez (Nodríguez) en la guitarra y segunda voz, y Omar Burgos en el bajo eléctrico.
La banda se destacó por su interpretación genuina de la música regional mexicana, con un enfoque especial en el corrido y sus ritmos característicos. Sus canciones, cargadas de narrativa y emoción, resonaban de manera profunda con su audiencia, logrando conectar con historias de arraigo, amor y valentía.
El reconocimiento no tardó en llegar. Su primer gran éxito, "El Karma", se convirtió en un himno del género, llevando a la banda a escenarios prominentes y ganando múltiples premios y elogios. El estilo crudo y auténtico de Ariel Camacho, junto con las armonías y melodías de Los Plebes, les
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Tres Besitos
En el primer besito te sentiste soñada,
tanto que hasta dijiste que nada te faltaba
yo tampoco lo niego, yo sentía que volaba,
clara como las cuentas, aquí los dos tenemos
el alma enamorada.
En el segundo beso, sentiste cosas raras
que si no estaba cerca el aire te faltaba,
que es un dolor inmenso el sentir que me extrañas,
aguántame poquito que en el tercer besito,
no me lo puedo pasar..
En el tercer besito, caímos en la cama
y nuestros corazones amor se intercambiaban,
perdimos la cabeza, los dos traíamos ganas,
pero el tercer besito fue el que me convenció
que por nada te cambiara.
En el tercer besito, caímos en la cama
y nuestros corazones amor se intercambiaban,
perdimos la cabeza, los dos traíamos ganas,
pero el tercer besito fue el que me convenció
que por nada te cambiara.