Con un sonido inconfundible y una identidad arraigada en el barrio, La 25 es una de las bandas de rock más emblemáticas de Argentina. Su historia es un testimonio de pasión, resistencia y compromiso con sus raíces. Desde sus humildes comienzos hasta convertirse en íconos del rock nacional, exploramos aquí la trayectoria de esta destacada banda.
La 25 se formó en 1996 en Quilmes, una ciudad ubicada en la Provincia de Buenos Aires. Sus miembros fundadores fueron Mauricio "Junior" Lescano en voz y guitarra, Mariano Cía en batería, Hugo Rodríguez en bajo y Pablo Collado en guitarra. Inspirados por el rock barrial y nombres icónicos como The Rolling Stones, Los Ratones Paranoicos y Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, los integrantes decidieron crear su propio camino en la escena musical argentina.
El camino no fue fácil al principio. La banda comenzó tocando en pequeños bares y clubes del conurbano bonaerense, logrando lentamente atraer a un público fiel. Luego de varios años de esfuerzo y dedicación, en 2001 lanzaron su primer álbum titulado “La Veinticinco Rock and Roll”. Este disco contiene canciones que rápidamente se convirtieron en himnos, como “Solo voy” y “Hasta la Victoria”.
A partir del éxito de su álbum debut, La 25 comenzó a ganar reconocimiento en la escena del rock argentino. Sus siguientes trabajos discográficos, “Así es el Rock and Roll” (2003) y “Con el Rock en las Venas” (2004), confirmaron que el grupo
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Locura juvenil fue despertándose
al ritmo de mis tambores.
Será mi tribu interna que está danzando
o será mi propio corazón.
De tus ojos una mañana
rezando al cielo me despedí,
y fui alejándome
tras la niebla de la vieja metrópoli.
Y caminando sobre las aguas
un peregrino eterno fui, alejándome
del fuego y de seguir viviendo urgente.
Con el tiempo que me sobraba fui
construyendo mi propio dios
y las horas que me faltaron
ya se las canjeé a la muerte.
El río lame la faz de mis tierras,
mi cuerpo sufre una revolución,
el río lame la faz de mis tierras,
cuando quise gritarlo, nadie me escuchó.
Y me fui quedando solo, quise cantarlo,
no me alcanzó y me fui quedando solo.
Las horas pasan silbadas muy lentas,
mi cuerpo buscaba su instinto animal.
Las horas pasan silbadas muy lentas.
Sigo buscando mi instinto animal.