Tony Sauceda nació en un ambiente lleno de pasión por la música. Desde pequeño, su dedicación y habilidades fueron evidentes para todo aquel que lo rodeaba. En su niñez, ya se podía vislumbrar el talento nato en su voz, una voz que con el tiempo tocaría las almas y corazones de millones.
Creció en una familia devota, donde la música era una pieza central. Sus padres, fervientes creyentes, inculcaron en él valores de fe y amor hacia Dios. Este entorno lo motivó a canalizar su don para el canto en la música cristiana, sintiéndose llamado a difundir mensajes de esperanza y fe a través de sus canciones.
Los años de adolescencia de Tony fueron fundamentales para el desarrollo de su carrera. Fue en esta etapa cuando comenzó a hacer presentaciones en iglesias locales y eventos comunitarios. Sus interpretaciones no tardaron en capturar la atención de los líderes de la comunidad cristiana y pronto se convirtió en un nombre reconocido localmente.
Su inconfundible voz y estilo particular le abrieron las puertas para grabar su primer álbum. Este proyecto, compuesto por canciones que reflejaban su fe y convicciones, recibió una cálida acogida. En muy poco tiempo, Tony Sauceda pasó de ser un talento local a un artista apreciado en el ámbito nacional.
La higuera
Ya la higuera se secó, ya tiene la raíz de fuera, ya mi prieta no me quiere, Porque ando en la borrachera. Hay que torres tan retealtas, para mi tan chaparrito, quisiera ser albañil, para bajarlas tantito Hay que torres tan retealtas, como no las tira el aire, Y el que no lo quiera creer, que vaya y vuelva a la tarde. Venderemos toro y vaca, venderemos la becerra, venderemos todito, todito, menos la tierra, venderemos toro y vaca, venderemos la marrana, venderemos todito, todito, menos la cama. Al pasar por un panteón, me dijo una calavera, ya tengo tu casa lista, para cuando tu te mueras. Ya la higuera se seco, ya tiene la raíz de fuera, ya mi prieta no me quiere, porque ando en la borrachera....