Tony Sauceda nació en un ambiente lleno de pasión por la música. Desde pequeño, su dedicación y habilidades fueron evidentes para todo aquel que lo rodeaba. En su niñez, ya se podía vislumbrar el talento nato en su voz, una voz que con el tiempo tocaría las almas y corazones de millones.
Creció en una familia devota, donde la música era una pieza central. Sus padres, fervientes creyentes, inculcaron en él valores de fe y amor hacia Dios. Este entorno lo motivó a canalizar su don para el canto en la música cristiana, sintiéndose llamado a difundir mensajes de esperanza y fe a través de sus canciones.
Los años de adolescencia de Tony fueron fundamentales para el desarrollo de su carrera. Fue en esta etapa cuando comenzó a hacer presentaciones en iglesias locales y eventos comunitarios. Sus interpretaciones no tardaron en capturar la atención de los líderes de la comunidad cristiana y pronto se convirtió en un nombre reconocido localmente.
Su inconfundible voz y estilo particular le abrieron las puertas para grabar su primer álbum. Este proyecto, compuesto por canciones que reflejaban su fe y convicciones, recibió una cálida acogida. En muy poco tiempo, Tony Sauceda pasó de ser un talento local a un artista apreciado en el ámbito nacional.
La pesca milagrosa
Genezareth es un lago
Donde Cristo predicaba
La gente ahí se juntaba
Para oír de la palabra
Entre tantos que ahí estaban
Vio dos barcos a la orilla
Eran los barcos de Pedro
Que junto al lago pescaban.
CORO:
Más el día de pentecostés
Pedro pescó tres mil almas
En su segundo mensaje
Cinco mil pescó otra vez.
En la pesca milagrosa
Pedro es la gloria de Dios
Tira la red que se pierden
Las almas sin salvación.
Habiendo echado la red
Por la palabra de Cristo
Pedro se queda asombrado
Por la multitud de peces
Y cayendo de rodillas
Pedro adoraba al Señor
No temas Cristo le dice
De hombres te haré pescador.