Guarda el habitáculo
Ya ni las cartas hablarán por vos, th th, nada está tan claro.
Nacen dardos en todos los esteros, tus pantanos...
¡Válgale Dios una resurrección! las migajas no son regalos.
Eres el invaciable depósito de todos estos años.
Y tantos son los llamados del boicot,
que te has borrado de nuestro plano.
Guarda con el resquemor, amor
¿no ves que veneraste el amuleto equivocado?
Inmolaste el bien sin sacrificio, pues en lo cruento te deleitas,
cenas con las bestias el elíxir de tu sangre.
Le huyes al despertar, por ver un mismo sol para cientos…
Las porciones de luz, que reclaman los cuerpos,
se nos dan como pan, pan que rechazan los muertos,
muertos por no haber salido a un nuevo encuentro.
Ya no aguardarás sólo por vos, en tu habitáculo de espejos,
ya no aguardarás sólo por vos, adentro.
Es que allí, en ella, no cabe un ala de pájaro, la espalda sólo porta su cruz,
y reside en su agujero patológico.
Allí, en ella, no cabe un ala de pájaro, la espalda sólo porta su cruz,
y resiste en su agujero patológico.