31 Minutos es un fenómeno cultural que ha marcado a varias generaciones en América Latina. Su origen se remonta a Chile, donde fue concebido como un programa de televisión infantil que combinaba noticias ficticias, sketchs cómicos y, por supuesto, música. Creado por Álvaro Díaz y Pedro Peirano, el programa debutó en el año 2003 en el canal TVN (Televisión Nacional de Chile). Muy pronto, su audiencia inicial compuesta por niños se expandió para incluir personas de todas las edades, gracias a un humor inteligente y una crítica social que no pasaba desapercibida.
Uno de los mayores aciertos de 31 Minutos ha sido la creación de personajes entrañables y memorables. Todos ellos son marionetas que cuentan con una personalidad muy bien definida, lo que hace que el espectador pueda identificarse fácilmente con ellos. Entre los personajes más destacados se encuentran:
Uno de los elementos más icónicos de 31 Minutos es su música. Las canciones del programa no solo son pegajosas; también suelen abordar temas
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Todo comenzó con un asado en mi casa
Yo en la panza de mi madre y mi papá con los amigos
Luego de una larga tarde donde hubo mucho vino
Mi papá abraza a uno y le dice con cariño
Te conozco hace poco, pero sé que eres buen tipo
Viene un hijo en camino y necesita un padrino
Para mí es un honor que ahora seamos compadres
Ahora abre otra botella y brindemos hasta el martes
Al cabo de un par de años la tierra se tragó al tipo
Ni siquiera una carta, ni siquiera un teletipo
Son las cosas del destino, ahora soy el huerfadrino
Huerfadrino, no conozco a mi padrino
Son las cosas del destino, escucha lo que te digo
Me llaman el Huerfadrino
¡Rojai!
Misionero en Suazilandia, terrorista o campesino
Vende autos en Albania ¿Qué será de mi padrino?
Será gordo o será flaco, será tuerto o será chino
Se parece a Marlon Brando o se parece a Al Pacino
Solo espero que algún día, se cruce por mi camino
Ni siquiera sé su nombre, ¿Qué le hablo? ¿Qué le digo?
Está preso en Ucrania o lo atropelló un Scania
Fue la cena de Hanibal o se lo comió un caníbal
Son las cosas del destino, ahora soy el Huerfadrino
Con el tiempo he aprendido, que el asunto da lo mismo
No me siento un ser extraño, solo no tengo padrino
Huerfadrino, no conozco a mi padrino
Son las cosas del destino, escucha lo que te digo
Me llaman el Huerfadrino
¡Rojai!