Francisco Buarque de Hollanda, conocido artísticamente como Chico Buarque, nació el 19 de junio de 1944 en Río de Janeiro, Brasil. Hijo del famoso historiador Sérgio Buarque de Holanda y de Maria Amélia Cesário Alvim, Chico creció en un ambiente intelectual y artístico privilegiado. De joven, mostró un profundo interés por la música y la literatura, influenciado por la rica tradición cultural de su país y por las conversaciones que se daban en su hogar.
Su carrera musical comenzó a tomar forma en la década de 1960, cuando todavía era estudiante de arquitectura en la Universidad de São Paulo. Su primer éxito llegó con la canción "A Banda" en 1966, que ganó el Festival de Música Popular Brasileña de la TV Record. La melodía fresca y la lírica poética de la canción le valieron una rápida popularidad y estableció a Chico Buarque como una figura prometedora en la escena musical brasileña.
Durante los años 60 y 70, Brasil vivía bajo una dictadura militar. En este contexto, Chico Buarque se convirtió en una figura crucial de resistencia cultural. Sus letras a menudo presentaban una crítica velada al régimen autoritario, lleno de metáforas y juegos de palabras para eludir la censura. Canciones como "Apesar de Você" y "Cálice" se convirtieron en himnos clandestinos de la oposición política.
En 1969, debido a la creciente presión y amenazas del gobierno militar, Chico Buarque se autoexilió en Italia. Aunque este periodo fue
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Há que levar um drible
Por entre as pernas sem perder a linha
No jogo de bola
Há que aturar uma embaixadinha, deveras
Como quem tira o chapéu para a mulher
Que lhe deu o fora
Há que puxar um samba
Sacar o samba lá do labirinto da tua cachola
E dançar o miudinho
Feliz como um pinto no lixo
Mesmo quando o bicho pega
Mesmo quando já passou da hora
Salve o futebol, salve a filosofia
De botequim, salve o jogar bonito
O não ganhar no grito a simpatia
Quase amor
Da guria que antes do apito final
Vai sem aviso embora
Vivas a galera, vivas às marias-chuteira
Cujos corações incandescias
Outrora, quando em priscas eras
Um puskás eras
A fera das feras da esfera, mas agora
Há que aplaudir o toque
O tique-taque, o pique, o breque, o lance
De craque do centroavante
E ver rolar a pelota nos pés de um moleque
É ver o próprio tempo num relance
E sorrir por dentro