Nacido en el esplendor de los campos sinaloenses, Julián Mercado descubrió desde muy joven su pasión por la música. Proveniente de una familia humilde, Julían supo desde pequeño que su principal fortaleza residía en su voz y su capacidad para transmitir emociones a través de ella. Las canciones que entonaba en reuniones familiares pronto le hicieron ganar la admiración y el cariño de todos aquellos a su alrededor.
La adolescencia de Julián estuvo marcada por su incesante deseo de dedicarse al canto. Con una guitarra prestada y muchas ganas de salir adelante, comenzó a presentarse en diversas fiestas y eventos locales. Su habilidad para interpretar éxitos de artistas consagrados le permitió ser reconocido en su comunidad, donde empezó a generar una base de seguidores fieles.
La oportunidad que cambió la vida de Julián llegó cuando participó en un concurso regional de canto. Su interpretación magistral de una balada ranchera causó una gran impresión en el jurado, asegurándole una victoria rotunda. Este triunfo no sólo le otorgó exposición mediática, sino también le abrió las puertas para grabar su primer demo.
El demo resultó ser todo un éxito en emisoras locales, llamando la atención de diversos productores. Fue así como Julián grabó su primer álbum titulado "Sueños de un Ranchero", que rápidamente se posicionó en el gusto del público. Sus canciones comenzaron a tocarse en radios de todo el país, consolidándolo como una figura emergente en el
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El Viejo Bravo
Tenía el talento en las manos
Bendecidas por el diablo
Si hablamos de los Araujo
Cómo no hablar de Gonzalo
Tenía un cuernito norinco
Pa´ pelear contra el gobierno
Nomás pa´ eso era exclusivo
Cincuenta y siete cayeron
En la lámpara un agarre
Entre cerros y barrancos
El travieso iba con él
Salieron desde Santiago
Dejando varios heridos
Vengando a sus hermanos
Del barón llevaba un hijo
Muy buen socio y brazo armado
Buen amigo con los suyos
Con los que no fue malvado
Entre bastantes quereres
Dejó muy buenos retoños
Uno de ellos Gonzalito
Que se fue escupiendo plomo
El valor de cada hombre
Se mide por sus acciones
Por eso nos respetaban
Porque aplacaban cabrones
Como dijo el viejo Bravo
Lo valiente no se esconde.