Nacido en el esplendor de los campos sinaloenses, Julián Mercado descubrió desde muy joven su pasión por la música. Proveniente de una familia humilde, Julían supo desde pequeño que su principal fortaleza residía en su voz y su capacidad para transmitir emociones a través de ella. Las canciones que entonaba en reuniones familiares pronto le hicieron ganar la admiración y el cariño de todos aquellos a su alrededor.
La adolescencia de Julián estuvo marcada por su incesante deseo de dedicarse al canto. Con una guitarra prestada y muchas ganas de salir adelante, comenzó a presentarse en diversas fiestas y eventos locales. Su habilidad para interpretar éxitos de artistas consagrados le permitió ser reconocido en su comunidad, donde empezó a generar una base de seguidores fieles.
La oportunidad que cambió la vida de Julián llegó cuando participó en un concurso regional de canto. Su interpretación magistral de una balada ranchera causó una gran impresión en el jurado, asegurándole una victoria rotunda. Este triunfo no sólo le otorgó exposición mediática, sino también le abrió las puertas para grabar su primer demo.
El demo resultó ser todo un éxito en emisoras locales, llamando la atención de diversos productores. Fue así como Julián grabó su primer álbum titulado "Sueños de un Ranchero", que rápidamente se posicionó en el gusto del público. Sus canciones comenzaron a tocarse en radios de todo el país, consolidándolo como una figura emergente en el
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Pellizcando Al Animal
Estado, de Nayarit,
Tú que me viste nacer,
Hoy me encuentro en California,
Mi negocio han de saber,
De dólares gano pacas,
Y trabajo un día del mes…
Mi nombre, ya lo conocen,
Aquí en China y donde quiera,
Yo soy amigo de ustedes,
Mi escuadra es mi compañera,
Nunca se me acaba el parqué,
Siempre traigo una talega…
El sueño, me tiene miedo,
Me amanezco y no me da,
El vino no me emborracha,
Mis compas están igual,
Será porque pellizcamos,
Todos el mismo animal.
(MÚSICA)
En los, salones de baile,
Siempre se lo encontraran,
Con amigos y mujeres,
Tomando puro coñac,
Que sirvan otra de Rémy,
Pa’ bajar el animal…
En mí, troca nuevecita,
Yo me paseo muy tranquilo,
Y la mujer que me gusta,
Siempre la traigo conmigo,
Además de dos o tres compas,
Listos para cualquier ruido…
No soy grande de tamaño,
Pero ya dice el refrán,
No hay chapo que no sea bravo,
Si lo quieren comprobar,
Hay traigo un cuerno de chivo,
Listo para disparar.