Desde que la humanidad ha buscado un vehículo para expresar su devoción divina y espiritualidad, la música ha jugado un papel esencial. Entre los muchos géneros que han emergido, Coros Cristianos destaca como una manifestación excepcional de este anhelo. Con raíces que se hunden en la tradición litúrgica y coral, estos grupos no solo han proporcionado una banda sonora para la fe, sino que también han traspasado las barreras del tiempo y la cultura, resonando en corazones de todas las edades.
El origen de los Coros Cristianos se remonta a los primeros días del cristianismo, cuando la música sacra y los cánticos gregorianos comenzaron a formar parte integral del rito religioso. Estos cantos, conocidos por su belleza y simplicidad, se cantaban en latín y buscaban llevar a los fieles a una experiencia más profunda de lo divino.
Con el pasar de los siglos, las iglesias comenzaron a formar coros más organizados. En el período del Renacimiento, por ejemplo, surgieron compositores como Palestrina y Orlando di Lasso, cuyas obras para coro siguen siendo interpretadas hoy en día. En la Edad Media y el Renacimiento, estos grupos se expandieron y se convirtieron en un fenómeno cultural en sí mismos, influenciando incluso a la música secular.
Felicidad, Felicidad
Cuánta risa cabe en una lágrima
cuánto llanto puedes tú calmar
hoy son muchos más los que te buscan
que los que te pueden alcanzar.
Cuántos niños duermen en la calle
cuántos sufren porque tú no estás
dales aunque sea una esperanza
di que existes y te pueden encontrar.
Felicidad, felicidad
cuando vengas quédate un poquito más
Felicidad, felicidad
si te marchas deja dicho dónde estás.
Felicidad, felicidad
date cuenta que esto tiene que cambiar
no te escondas, no te ocultes
y es que te necesitamos de verdad.
Cómo duermes cuando hay una niña
que vendió su cuerpo por un pan
dónde estabas tú cuando la droga
le robó el derecho de soñar.
Dónde te diviertes mientras tanta gente
lucha contra el hambre y el dolor
viven esperándote pacientes
y no llegas, tu no llegas y esto sigue igual.
Felicidad, felicidad
cuando quieras te invitamos a pasar.
Felicidad, felicidad
dónde vives que te vamos a buscar.
Felicidad, felicidad
date cuenta que esto tiene que cambiar
no te escondas, no te ocultes
y es que sólo tú nos puedes ayudar.
Felicidad, felicidad
cuando vengas quédate un poquito más.
Y si te vas, y si te vas
por lo menos deja dicho dónde estás.
Felicidad, felicidad
date cuenta que esto tiene que cambiar
no te escondas, no te ocultes
y es que te necesitamos de verdad.