Desde que la humanidad ha buscado un vehículo para expresar su devoción divina y espiritualidad, la música ha jugado un papel esencial. Entre los muchos géneros que han emergido, Coros Cristianos destaca como una manifestación excepcional de este anhelo. Con raíces que se hunden en la tradición litúrgica y coral, estos grupos no solo han proporcionado una banda sonora para la fe, sino que también han traspasado las barreras del tiempo y la cultura, resonando en corazones de todas las edades.
El origen de los Coros Cristianos se remonta a los primeros días del cristianismo, cuando la música sacra y los cánticos gregorianos comenzaron a formar parte integral del rito religioso. Estos cantos, conocidos por su belleza y simplicidad, se cantaban en latín y buscaban llevar a los fieles a una experiencia más profunda de lo divino.
Con el pasar de los siglos, las iglesias comenzaron a formar coros más organizados. En el período del Renacimiento, por ejemplo, surgieron compositores como Palestrina y Orlando di Lasso, cuyas obras para coro siguen siendo interpretadas hoy en día. En la Edad Media y el Renacimiento, estos grupos se expandieron y se convirtieron en un fenómeno cultural en sí mismos, influenciando incluso a la música secular.
Murió por tí
Murió por ti, murió por mí en aquella cruz
Y en esa cruz, y en esa cruz Él fue clavado
Pero pidió, pero pidió, pero oró
Por mis pecados, por mis pecados, por mis pecados
/Él su cabeza ya inclinó
Su cuerpo entero se dobló
Y con asombro se oyó decir
Hijo de Dios/
Quitaron clavos, quitaron clavos y esa corona
Más no le vieron y le llevaron a esa tumba
Pero tan fácil, pero tan fácil, pero tan fácil
Quitó la piedra, tembló la guardia, resucitó
/Su cuerpo ya no estaba allí
Vacío quedó el lugar
Más con asombro se oyó decir
Resucitó/
Pero Él vive, pero Él vive y está aquí
Más no le vemos, más no le vemos, pero le sentimos
Y entre nosotros, y entre nosotros hoy se encuentra
Para sanarte, para limpiarte, para salvarte
/Y ahora Él está aquí
Muy dentro de mi corazón
Por eso canto por eso digo
Que Cristo vive/
Letra: Juan Carlos Farfán Marmolejo - Chile