Desde el exilio
Ya no hay más caricias para el crío.
Sabe bien, la tregua terminó.
Tendrá que barajar desde el exilio,
tendrá que hacer despunte de su honor.
Le cambió los trazos al camino
que la sociedad le dibujó.
Se va a ir liberar de los mandatos,
dice que le nublan la razón.
Varios de su clan le recetaron
lavar con agua sucia el corazón.
Vaga con su instinto a la deriva,
y, aunque a veces salga a mendigar
un alma que lo quiera por un rato,
entre el denso humo va a escapar.