Baltasar
Por el centenario, por el boulevard
escondió sollozos rancios, y, una vez,
sus brutales arrastradas
fueron a toparse con mi triste umbral.
Profesando su anarquismo conversó,
siempre al paso de las zafras del lugar,
dando la razón al diablo,
dándole motivos para jajajear.
“Ellos, de antifaz, miralos como están.
Todos van subiendo,
y yo adherido al pedregal.
Soy rufián del pavimento.
Dime, ¿qué harán con mis restos
cuando se incinere todo
el engranaje, cabrón?
¿Barrerán mis sombras?
¿Lanzarán mis sobras a ese abismo
espeso que me abraza lento?”
Basta ya, Don Baltasar,
hay luces más allá.
No llores más, no...
Domarás salvajes rounds.
Pudrísela al dolor.
¿No ves que huyendo
nunca te vas a encontrar?
Tantos empedrados, tanto pedalear,
tantas calles rotas forjaron tu andar.
Tanto susurrarle al viento
envejeció tu alma y grito "¡ya no más!"
Pero por reflejo de esta sociedad
debes vivir solo, triste y sin hogar.
“Haga patria, mate a un pobre”,
sollozan los ojos del que ose mirar.
“Siempre de antifaz, miralos como están.
Todos ya subieron, les pateo el pedestal,
pero es que soy rufián del pavimento”,
gritó y se lo tragó el cemento.
“¿Y cuándo se incinere todo el engranaje, cabrón? ¿Barrerán mis sombras?
¿Lanzarán mis sobras a ese
abismo espeso que me abraza lento?”
Va a estallar, Don Baltasar,
los faros arderán,
se quemará toda la ciudad.
Don Baltasar, es hora de pelear,
hacele frente al gil que se come tu honor.