Elias Medina nació en Monterrey, Nuevo León, un lugar de vibrantes contrastes culturales y musicales. Desde pequeño, Medina mostró un interés innato por la música. Pasaba horas escuchando a artistas locales y aprendiendo de la rica tradición musical de su región. Estas experiencias tempranas dejaron una profunda huella en su alma artística.
A medida que Elias crecía, sus influencias musicales se diversificaron. Se inspiró en una mezcla de géneros como la música norteña, el rock, y el pop. Esta amplia variedad de estilos le permitió desarrollar un sonido único. Durante su adolescencia, comenzó a componer sus propias canciones, usando su guitarra como medio para expresar sus emociones y experiencias.
En sus primeros días como artista, Medina tocó en pequeños bares y cafés bohemios de Monterrey. Su talento no tardó en ser reconocido, y pronto se encontró firmando contratos con productoras locales. Su primera producción discográfica capturó su esencia y lo catapultó a la fama.
El primer álbum de Elias, titulado "Caminos de Vida", fue un éxito instantáneo. Con canciones llenas de emotividad y letras profundas, Elias se ganó el corazón de muchos. Algunas de las canciones más populares del álbum incluyen "Vuelve a Mí" y "Sueños Perdidos", que se convirtieron en himnos de amor y desamor.
Rosalinda
Rosalinda
Divina mujer
Hermosa
Que perfumas
Como aroma
De jazmín
El color
De tus mejillas
Es de rosa
Y en tu boca
Brillan
Perlas al reír
Son tus ojos
Dos estrellas
Que iluminan
Con destellos
Y dulcísimo
Fulgor
Tus ojitos
En mi mente
Dan
La vida
Y al mirarlos
Me enloquecen
De pasión
Quiéreme
Mujer
Bésame
Por dios
Ámame
Lo menos
Un instante
Mírame
Otra vez
Que tus ojos
Son mágicos
Encantos
De un edén
No me digas
No
Déjame soñar
Un solo
Momento
En tu querer
Aunque
Ya después
Tenga
Que olvidar
Ese breve
Dicha
Que soñé
Tantos años
De soñar
Con tu hermosura
Y añorando
Por un rato
Ser feliz
Tantos años
De esconder
Esa ternura
Que en mi mente
Solo guardo
Para ti
Si mi vida
Me la pides
Por un beso
Yo la vida
Te la doy
Sin basilar
Un instante
De dulcísimo
Envelezo
Yo paseaba
Por toda
La eternidad
Quiéreme
Mujer
Bésame
Por dios
Ámame
Lo menos
Un instante
Mírame
Otra vez
Que tus ojos
Son mágicos
Encantos
De un edén
No me digas
No
Déjame soñar
Un solo
Momento
En tu querer
Aunque
Ya después
Tenga
Que olvidar
Ese breve
Dicha
Que soñé