Los Cadetes de Linares nacieron en la pequeña ciudad de Linares, Nuevo León, México. Corría la década de los 60, cuando dos talentosos músicos, Homero Guerrero y Lupe Tijerina, se unieron para formar una de las agrupaciones más icónicas del género norteño. Su sello distintivo siempre ha sido la combinación de guitarra, acordeón y bajo sexto, que juntos crean un sonido contundente y profundo.
Apenas iniciada su carrera, los Cadetes de Linares comenzaron a ganar popularidad local con sus primeras grabaciones. Uno de sus primeros éxitos fue “Los Dos Amigos”, una canción que narraba historias de la vida cotidiana y costumbres de su tierra natal. El reflejo de la cultura norteña en sus letras y el carisma de sus intérpretes pronto los catapultaron a un estatus icónico en el norte del país.
El grupo se consolidó gracias a su enérgica combinación de instrumentos y voces adoloridas que eran capaces de hacer vibrar hasta el corazón más duro. Las cantinas, fiestas patronales y rodeos se convirtieron en los escenarios perfectos para sus presentaciones. Su música se caracterizaba por contar historias de amor, desamor, corridos y anécdotas de la vida real, logrando conectar profundamente con sus seguidores.
A medida que los Cadetes de Linares ganaban popularidad, su influencia se extendió más allá de las fronteras de México, llegando a Estados Unidos y otros países de habla hispana. Temas como “El Palomito” y “Las Tres Tumbas” se convirtieron en auténticos himnos
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Hermanos Bocanegra
Dentro de la historia, de los criminales,
Traigo este corrido, que hoy vengo cantando
Es una tragedia, de hermanos carnales,
Que a una pobre madre, han dejado llorando
Eran Roberto y Rubén Bocanegra
Estos dos hermanos, de quien voy a hablar
Que un día el destino y suerte traicionera
Como dos rivales, los vino a enfrentar
Allá por el norte, recuerdo un pueblito,
Por unos terrenos, los dos discutían
Roberto quería quitarle a Rubén
Lo que ante la ley, le pertenecía
Que golpe tan duro pa’ la pobre madre,
Que en aquella hora, se hallaba presente
Vio morir sus hijos, con las mismas armas
Que el padre les diera, antes de su muerte
Una viejecita, ha quedado muy sola,
Muy triste se encuentra, sin consuelo hallar
Llorando y rezando se pasa las horas
Por sus lindos hijos, que en el cielo están