Los corridos mexicanos son una tradición musical que remonta sus raíces a finales del siglo XIX y principios del XX. A medida que las comunidades rurales de México enfrentaban diversos desafíos, narrar estos eventos a través de la música se convirtió en una forma crucial de documentar la realidad social, económica y política de la época.
En sus inicios, los corridos solían relatar las hazañas de figuras revolucionarias y bandidos, ofreciendo una mezcla única de heroísmo y tragedia. Las historias de personajes como Pancho Villa y Emiliano Zapata se difundieron gracias a estos relatos musicales, lo que ayudó a la población a identificarse con sus luchas y esperanzas.
La revolución mexicana marcó un punto de inflexión, colocando los corridos en el centro del folclore nacional. La métrica y estructura de estos relatos se consolidaron, convirtiéndose en un estilo distintivo. Durante este periodo, figuras como el compositor Víctor Cordero Ricaño comenzaron a ganar reconocimiento, ampliando el alcance y la calidad narrativa de los corridos.
A lo largo del siglo XX, los corridos no solo continuaron narrando eventos históricos, sino que también comenzaron a incluir
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Con una fija mirada
Hombre de barba cerrada
Con un acento de orden
Asi le habla a su plebada
Caballero y buen amigo
Alfredo beltran se llama
Como si fueran mochomos
Asi lo sigue su raza
Siempre los miro cargados
De subida o de bajada
Si calienta mucho el sol
Se encuevan con todo y carga
Por eso es jefe en la tribu
Lo tiene bien merecido
Numeros para las cuentas
La mano para el amigo
Caricias para las damas
Balas pa los enemigos
Odio dedos en la mafia
Bajadores y bandidos
A madrinas del gobiernos
Y a los mal agradecidos
Por donde pasa el mochomo
Queda bien limpio el camino
Se aproxima un 32
Junto con un 36
El 7 le dice al 20
Quiero que se ponga al 100
Lo espero en la 27 empezando a amanecer
Para playas en guerrero
Para tekila jalisco
Pa mujeres culiacan
Mi cuna es mas de irapuato
Pa un buen amigo un abrazo
Y hay nos miramos al rato