Tu petricor
La llovizna sutil depositaba
esferitas de brillo y transparencia
en tu ropa, mi ropa y los cabellos;
como pequeños cielos, como perlas.
Gotitas animaban tu fragancia
excitando sentidos y mis sueños.
Perfume alegre y fresco de la vida
colmada de ilusión y de deseos.
Amorosa la atmósfera acunaba
sonrisas y miradas elocuentes
que atadas al candor de las palabras
insinuaban encanto sugerente.
Aquel aroma a ti y a tu perfume
que el agua evanescía suavemente
era tu petricor que me embriagaba
así perseverante, dulce y tenue.