El grupo Cantigas Populares Galegas surge a principios del siglo XX en Galicia, una región rica en tradiciones y cultura. La agrupación nació con el firme propósito de revivir y preservar las melodías ancestrales de la tierra gallega. Durante sus primeros años, sus miembros se dedicaron a explorar aldeas y pueblos remotos, recopilando canciones y leyendas transmitidas oralmente de generación en generación.
A lo largo del tiempo, Cantigas Populares Galegas no solo logró mantener viva esta herencia cultural, sino que también la adaptó para atraer a públicos más amplios. La década de 1940 fue crucial, ya que coincidió con el renacimiento de la cultura gallega postguerra. Durante estos años, el grupo consolidó su lugar en el panorama musical gallego y español, participando en festivales y eventos culturales por toda la región.
El repertorio del grupo abarca una amplia gama de estilos, desde alalás solemnes hasta alegres muiñeiras. Algunas de sus canciones más conocidas, que se han convertido en verdaderos himnos populares, incluyen Miudiño, A Rianxeira y Apaga o Candil. Estas piezas no solo evocan la naturaleza y la vida cotidiana de Galicia, sino que también exponen la rica diversidad de sus manifestaciones artísticas.
Gracias a sus interpretaciones auténticas y emotivas, Cantigas Populares Galegas ha desempeñado un papel crucial en la revalorización de la música tradicional gallega. Con cada actuación, el grupo no solo entretiene, sino que también educa a su audiencia sobre la importancia de preservar el patrimonio
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Un Adiós Mariquiña
Como ti vas pra lonxe
i eu vou pra vello,
un adiós, Mariquiña,
mandarche quero,
que a morte é o diaño
i anda rondando as tellas
do meu tellado.
Cando deixes as costas
da nosa terra
nin lus nin poesía
quedará nela.
Cando te vaias
vaise contigo o ánxel
da miña garda.
Pombiña mensaxeira
de branca pruma,
fálalle ós emigrados
da patria súa.
Dilles, mimosa,
que deles apartada
Galicia chora.
Dilles que prós seus lares
tornen axiña;
que sin eles non queren
pintar as viñas,
regar os regos,
madurar as castañas
nos castiñeiros
Dilles que non hai terra
millor que a nosa,
máis ridentes paisaxes,
máis frescas sombras,
máis puros ceos,
nin lúa máis lucente
no firmamento.
Dilles que súas obrigas
eiquí os esperan,
¡e se onde elas non morren
que se condenan! ...
I agora voa,
pombiña, e que te guíe
Nosa-Señora.