Cuando obligan las fronteras
Iba pasando la tarde
como otra tarde cualquiera,
pero su aire traía
un mensaje de tristeza.
Hizo un año que otra tarde
él traspasó la frontera
con el dinero contado
y la ilusión puesta en ella.
En aquellas horas largas
en un caminar sin tregua
la madre con sus dos hijos
su prensil venció la espera.
En aquellas horas largas
en un caminar sin tregua
la madre con sus dos hijos
su prensil venció la espera.
Son las vecinas del barrio,
las que le aumentan su pena
recibiendo los amores
de otros que también se fueran.
Pero él es hombre cabal,
y solo en su casa piensa,
como un sarmiento arrancado
pronto estará en su cepa.
Triste es la duda en la tarde,
es la alcoba estrecha y fea.
Son las vecinas del barrio,
las que le aumentan su pena.
Triste es la duda en la tarde,
es la alcoba estrecha y fea.
Son las vecinas del barrio,
las que le aumentan su pena.