Pero tú no lo sabes
Desde que tu pelo de negro azabache
se volvió ceniza,
contemplo tu frente tan persa y tan limpia
de arrugas surcada.
Ya sé que tus manos hechas de caricias
están ateridas,
tu aliento menguado, tu ofrenda entregada
serena tu orilla.
Yo sé que tus ojos un tiempo más joven
perdieron su vida.
Pero tú no lo sabes y como una niña sonríes,
y dejas un beso en mi frente.
Pero tú no lo sabes y como una niña sonríes,
y dejas un beso en mi frente, mi querida mamá.
Ya sé que tu cuerpo de tantas fatigas
empieza a encorvarse.
Que crecen tus hijos y marchan dejando
tu casa vacía.
Adoro esas manos que unieron las mías
invocando al Padre.
Sé que la palabra que aprendí primero,
será repetida.
Sé que la palabra que aprendí primero,
será repetida.
Pero tú no lo sabes y como una niña sonríes,
y dejas un beso en mi frente.
Pero tú no lo sabes y como una niña sonríes,
y dejas un beso en mi frente, mi querida mamá, mi querida mamá.