En los anales de la música y la literatura, pocos nombres resuenan con la intensidad y profundidad de Leonard Cohen. Con una carrera que abarcó más de cinco décadas, este polifacético artista dejó una huella imborrable en la cultura contemporánea. A lo largo de su vida, Cohen fue poeta, novelista, cantante y compositor, y en cada una de estas facetas brilló con una luz propia y singular.
Leonard Norman Cohen nació el 21 de septiembre de 1934 en Westmount, Quebec, una ciudad cerca de Montreal, Canadá. Descendiente de inmigrantes judíos de Polonia y Lituania, Leonard creció en un ambiente que valoraba tanto las tradiciones religiosas como las artísticas. Su padre falleció cuando él tenía apenas nueve años, una pérdida que marcaría profundamente su vida y obra.
Desde una temprana edad, Cohen mostró un interés particular por la literatura. Durante su adolescencia, se sumergió en las obras de poetas como Federico García Lorca y Walt Whitman, cuya influencia sería evidente en sus propias composiciones. Estudió en la Universidad McGill, donde comenzó a desarrollar su propia voz poética y publicó su primer libro de poemas, Let Us Compare Mythologies, en 1956.
Antes de conquistar el mundo de la música, Cohen ya era un poeta y novelista reconocido. En 1961, lanzó su segundo libro de poesía, The Spice-Box of Earth, que le proporcionó una reputación nacional como escritor. Le siguieron dos novelas: The Favourite Game (1963) y Beautiful Losers (1966). Esta última, con su
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If it came about you died
It might be said I loved you:
Love is an absolute as death is
And neither bears false witness to the other
But you remain alive
No, I do not love you
Hate the word
That private tyranny inside a public sound
Your freedom’s yours and not my own:
But hold my separate madness like a sword
And plunge it in your body all night long
If death shall strip our bones of all but bones
Then here’s the flesh and flesh that’s drunken-sweet
As wine cups in deceptive lunar light:
Reach up your hand and turn the moonlight off
And maybе it was never therе at all
So never promise anything to me:
But reach across the darkness with your hand
Reach across the distance of tonight
And touch the moving moment once again
Before you fall asleep