Las viejas canciones infantiles han sido parte integral de la infancia de generaciones. Temas como "Aserrín Aserrán", "La Cucaracha" y "El Patio de Mi Casa" no solo sobreviven al paso del tiempo, sino que continúan encantando a niños y adultos por igual. Estas melodías, que han cruzado fronteras y siglos, poseen un magnetismo único gracias a sus letras simples y pegajosas, así como a sus ritmos fáciles de recordar.
Las canciones infantiles tradicionales suelen tener sus raíces en folclores locales, mitos y leyendas propias de diversas culturas. Por ejemplo, "Aserrín Aserrán" se cree que tuvo sus orígenes en España y se ha transmitido oralmente de generación en generación. Estas canciones entretenían a los niños al tiempo que enseñaban sencillas lecciones sobre la vida, los valores y la naturaleza.
"Aserrín Aserrán" es una canción que muchos años atrás se cantaba mientras se hacía el movimiento de sierra de madera. Es simple, alegre, y su melodía invita a corear. La letra, aunque repetitiva, tiene un efecto hipnótico en los pequeños, ayudándoles a desarrollar ritmos y coordinación a través de juegos con las manos.
Esta canción presenta una estructura más narrativa. "La Cucaracha" habla de una cucaracha que no puede caminar porque le falta una pata. La identidad de la cucaracha ha sido objeto de múltiples interpretaciones, ya que algunos creen que representa figuras históricas o situaciones políticas. Sin embargo, para los niños, es simplemente una canción divertida sobre una cucaracha peculiar.
"El
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Estaba la catalina
Estaba la Catalina
Sentada bajo un laurel
Mirando la frescura
De las aguas al caer
De pronto paso un soldado
Y lo hizo detener
"Detengase usted soldado
Que una pregunta le quiero hacer"
"Usted ha visto a mi marido
En la guerra alguna vez?"
"Yo no he visto a su marido
Ni tampoco se quien es"
"Mi marido es alto y rubio
Y buenmozo como usted
Y en la punta de su espada
Lleva escrito San Andres"
Por los datos que me ha dado
Su marido muerto es
Y me ha dejado dicho
Que me case con usted.
Eso sí que no lo hago
Eso sí que no lo haré
He esperado siete años
Y otros siete esperaré
Si a los catorce años no viene
A un convento yo me iré
Y a mis dos hijas mujeres
Conmigo las llevaré
Y a mis dos hijos varones
a la patria entregaré
Calla, calla, Catalina
Calla, calla de una vez
Estás hablando con tu marido
Que no supiste reconocer...
Así termina esta historia
de una infeliz mujer
que estaba hablando con su marido
y que no podía reconocer...