Las viejas canciones infantiles han sido parte integral de la infancia de generaciones. Temas como "Aserrín Aserrán", "La Cucaracha" y "El Patio de Mi Casa" no solo sobreviven al paso del tiempo, sino que continúan encantando a niños y adultos por igual. Estas melodías, que han cruzado fronteras y siglos, poseen un magnetismo único gracias a sus letras simples y pegajosas, así como a sus ritmos fáciles de recordar.
Las canciones infantiles tradicionales suelen tener sus raíces en folclores locales, mitos y leyendas propias de diversas culturas. Por ejemplo, "Aserrín Aserrán" se cree que tuvo sus orígenes en España y se ha transmitido oralmente de generación en generación. Estas canciones entretenían a los niños al tiempo que enseñaban sencillas lecciones sobre la vida, los valores y la naturaleza.
"Aserrín Aserrán" es una canción que muchos años atrás se cantaba mientras se hacía el movimiento de sierra de madera. Es simple, alegre, y su melodía invita a corear. La letra, aunque repetitiva, tiene un efecto hipnótico en los pequeños, ayudándoles a desarrollar ritmos y coordinación a través de juegos con las manos.
Esta canción presenta una estructura más narrativa. "La Cucaracha" habla de una cucaracha que no puede caminar porque le falta una pata. La identidad de la cucaracha ha sido objeto de múltiples interpretaciones, ya que algunos creen que representa figuras históricas o situaciones políticas. Sin embargo, para los niños, es simplemente una canción divertida sobre una cucaracha peculiar.
"El
Ver BiograFia Completa
il gatto sposo
Per i campi il gatto andò,
la tana dei topi tra l'erba trovò:
"Miao, miao signora topina,
che bel sole stamattina!".
La topina comincia a tremare:
"Dove andate egregio compare?".
"Avete in casa, da quanto ho udito,
Quattro figlie da marito.
Di sposarmi penso anch'io...".
(Sentite lo stomaco che brontolio...).
La topina a quella notizia
spicca un salto dalla letizia;
in salotto gentilmente
fece entrare il pretendente
e chiamò le quattro figlie:
"Guardate un po' che meraviglia!
Belle e buone come vedete,
Caro compare, quale scegliete?".
Sempre ingordo rispose il gatto:
"Me le sposo tutte e quattro!
La prima a far la spesa andrà
la seconda cucinerà,
la terza i piatti laverà,
la quarta i letti rifarà".
Fu celebrato seduta stante
un matrimonio molto elegante;
vestite in bianco le quattro spose
erano proprio appetitose.
Assai bello fu vedere
il gatto in frac con le code nere.
Alle spose fece da ancella
una bianca colombella;
testimone fu un ciuffolotto,
celebrante un passerotto,
mentre tre allodole sull'altare:
che delizia sentirle cantare!
Appena il bel sì fu pronunciato,
il gatto sposo mangiò il curato;
poi, trovandole molto carine,
si mangiò le quattro sposine
e per finire in pochi bocconi
mangiò invitati e testimoni.
La cara suocera per il momento
se la cavò con lo spavento.
Il gatto aveva la pancia piena
e la mangiò più tardi a cena.
Non c'è più nessuno da mangiare
e qui la storiella può terminare.