Las viejas canciones infantiles han sido parte integral de la infancia de generaciones. Temas como "Aserrín Aserrán", "La Cucaracha" y "El Patio de Mi Casa" no solo sobreviven al paso del tiempo, sino que continúan encantando a niños y adultos por igual. Estas melodías, que han cruzado fronteras y siglos, poseen un magnetismo único gracias a sus letras simples y pegajosas, así como a sus ritmos fáciles de recordar.
Las canciones infantiles tradicionales suelen tener sus raíces en folclores locales, mitos y leyendas propias de diversas culturas. Por ejemplo, "Aserrín Aserrán" se cree que tuvo sus orígenes en España y se ha transmitido oralmente de generación en generación. Estas canciones entretenían a los niños al tiempo que enseñaban sencillas lecciones sobre la vida, los valores y la naturaleza.
"Aserrín Aserrán" es una canción que muchos años atrás se cantaba mientras se hacía el movimiento de sierra de madera. Es simple, alegre, y su melodía invita a corear. La letra, aunque repetitiva, tiene un efecto hipnótico en los pequeños, ayudándoles a desarrollar ritmos y coordinación a través de juegos con las manos.
Esta canción presenta una estructura más narrativa. "La Cucaracha" habla de una cucaracha que no puede caminar porque le falta una pata. La identidad de la cucaracha ha sido objeto de múltiples interpretaciones, ya que algunos creen que representa figuras históricas o situaciones políticas. Sin embargo, para los niños, es simplemente una canción divertida sobre una cucaracha peculiar.
"El
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Piovere e non piovere
Piovere e non piovere,
io voglio andar alle mole;
le mole di Giuliano,
ci sta una fontanella,
mi ci cascò l'anello
del dito picciuriello;
cercai, cercai, cercai,
non lo trovai mai;
trovai tre pisciarelli,
li vestii e li calzai,
li portai da monsignore;
il monsignore non c'era,
c'erano tre zitelle
che facevano le frittelle;
me ne dettero una,
quant'era buona,
me ne dettero un'altra,
mi cascò sotto al letto;
sotto al letto c'era il lupo,
il lupo era vecchio,
non aveva rifatto il letto;
il letto era fatto,
l'aveva fatto il gatto;
il gatto sopra il tetto
che suonava il ciufoletto;
la gallina sulle scale
che chiamava la commare;
la comare sulla porta
che vendeva le mele cotte;
mele cotte buone e calde,
bastonate sulle spalle;
a chi, a chi, a chi,
al bambino che sta a sentì,
a chi, a chi, a chi,
a Matilde che sta a sentì.