He aquí algo que he aprendido sobre la gente.
Creemos que conocemos a alguien, pero la verdad es que sólo conocemos la versión que ha decidido mostrarnos. Conocemos a nuestro amigo bajo cierta luz, pero no lo conocemos como lo conoce su amante. Del mismo modo que su amante nunca le conocerá del mismo modo que tú le conoces como amigo. Su madre le conoce de forma diferente a su compañero dе piso, que le conoce dе forma diferente a su colega. Su admirador secreto los mira y ve una elaborada puesta de sol de colores brillantes y dimensión y espíritu y sin precio. Y, sin embargo, un extraño se cruzará con esa persona y verá a un miembro sin rostro de la multitud, nada más. Podemos oír rumores sobre una persona y creer que son ciertos. Puede que un día conozcamos a esa persona y nos sintamos tontos por haber creído cotilleos infundados.
Esta es la primera generación que podrá echar la vista atrás y ver toda su vida documentada en imágenes en Internet, y todos juntos descubriremos las secuelas de ello. Al fin y al cabo, colgamos fotos en Internet para controlar lo que los desconocidos piensan de nosotros. Pero luego nos despertamos, nos miramos en el espejo y vemos las grietas, cicatrices y manchas, y nos avergonzamos. Esperamos conocer algún día a alguien que vea esa misma cara por la mañana y en su lugar vea su futuro, su pareja, su para siempre. Alguien que nos siga eligiendo aunque vea todas las caras de la historia, todos los ángulos del caleidoscopio que eres tú.
La cuestión es que, a pesar de nuestra necesidad de simplificar y generalizar absolutamente todo y a todos en esta vida, los humanos somos intrínsecamente imposibles de simplificar. Nunca somos sólo buenos o sólo malos. Somos mosaicos de nuestro peor yo y nuestro mejor yo, de nuestros secretos más profundos y de nuestras historias favoritas para contar en una cena, que existen en algún lugar entre nuestra foto de perfil bien iluminada y la foto de nuestro carné de conducir. Todos somos una mezcla de egoísmo y generosidad, lealtad y autoconservación, pragmatismo e impulsividad. He estado en el ojo público desde que tenía 15 años. He tenido la suerte de hacer música para ganarme la vida y de mirar a multitudes de gente cariñosa y vibrante. En la otra cara de la moneda, mis errores se han utilizado en mi contra, mis penas se han utilizado como entretenimiento y mis canciones se han trivializado como "compartir demasiado".
Cuando salga este álbum, los blogs de cotilleos buscarán en las letras a los hombres que puedan atribuir a cada canción, como si la inspiración para la música fuera tan simple y básica como una prueba de paternidad. Habrá presentaciones de fotos que respalden cada teoría incorrecta, porque estamos en 2017 y si no has visto una foto de ello, no puede haber ocurrido, ¿verdad?
Déjenme decirlo otra vez, más alto para los de atrás...
Creemos conocer a alguien, pero lo cierto es que sólo conocemos la versión de él que ha decidido mostrarnos.
No habrá más explicaciones
Sólo habrá reputación.